jueves, 28 de abril de 2011

Iniciación de una sumisa





Agradecer a Dark_Zinto sus relatos. Espero que os gusten.
Habíamos quedado en aquel bar del viejo Madrid, justo enfrente del Hotel dónde habíamos decidido citarnos para entregarnos por fin a la sesion esperada. Esa pasión alimentada a lo largo de interminables mails en uno de los cuales ana finalmente dijo:
- Seré tuya mi Amo. Dime que deseas.
La experiencia prometía aunque claramente Yo sabía los límites de ana( nueva como sumisa) ...ya que con ayuda de un test y nuestras conversaciones había deducido hasta donde quería llegar.
- Hola – dijo Ella.
- Hola – dije Yo cuando nos encontramos en aquel bar donde habíamos quedado
- Estás radiante dije.
- ...Gracias – dijo Ella con el regusto de saberse así de deseada a sus 44 años y es que se conservaba tan bien que no parecía ni llegar a los 38 .
- ¿Subimos ya? La pregunté.



- ...Sí - dijo Ella tímidamente casi sin tono en la garganta y es que al fin y al cabo no todos los días quedaba en un Hotel con un Amo de Internet.
Pagué y cuando Ella decidida iba abandonar el local la retuve del brazo y entregándole una bolsa de cartón de esas típicas de boutique dijo:
- Aquí hemos venido a lo que hemos venido: a explotar una sesion por unas horas...vete al cuarto de baño y lee las instrucciones que tienes dentro del sobre.
Ella extrañada primero por el repentino cambio en el tono de voz y luego por lo extraño de la solicitud, cogió la bolsa y pidiendo la llave al camarero se dirigió al cuarto de baño dónde rasgando el sobre leyó las instrucciones.
“Cuando salgas del W.C. tienes que haber tomado una decisión ¿serás mía? Si respondes no, deja de leer y adiós”.
“Si sigues leyendo, sabes que en las próximas horas vas a ser mía, de tu Amo y Señor. Has venido para hacerme disfrutar, ese es tu objetivo, posiblemente de paso también disfrutes tú no obstante... eso es secundario”
“Tus primeras órdenes son: Quítate las bragas y el sujetador, mételos en la bolsa y dámelos al salir, ésa será la señal de tu entrega a mí y de inicio de la maravillosa jornada que va a empezar. Además a partir de ese instante cada vez que te dirijas a mí lo harás sólo con dos palabras: Sí Amo.”

Colorada, excitada y un tanto humillada por la carta, apenas dudó unos segundos tras los cuales levantándose la falda se quitó el tanga negro que llevaba no sin antes soltar el liguero de sus medias. El sujetador fue un poco más difícil de sacar sin desabrocharse la blusa.

Se miró al espejo para notar la tremenda excitación de sus mejillas. Seguro que todos los currantes que hay en el bar saben a lo que vengo pensó.

Sus senos libres ya de la prisión del sostén mostraban unos desafiantes pezones que se remarcaban intensamente en su blusa, ahora un poco más transparente.

Automáticamente obedeció, casi sin control de su voluntad y salió del aseo en busca de su Amo . Todavía resonaban en su mente las últimas palabras que escribió por mail antes del encuentro:
- Sí mi Amo estaré a la hora en punto .
Salió del aseo y con la mirada me buscó, estaba ya fuera esperándola en la puerta del bar para dirigirse al Hotel que estaba enfrente y me entregó la bolsa .

Yo ya no pregunté más veces si estaba segura de aquello, era mayorcita de edad, responsable de sus actos, como sumisa que era, de eso poca gente podía darla ninguna lección y recogiendo la bolsa de papel con sus bragas y sujetador entramos en el portal sin decirse palabra alguna.

Nada más cruzar la puerta de aquel Hotel, puse mis manos en sus nalgas notando efectivamente cómo mis órdenes habían sido cumplidas. Del sujetador no había duda ya que los pezones erectos debajo de la blusa así lo delataban .

Entramos en el remodelado ascensor, muy pequeño. Yo pulsé el tercer piso de aquel Hotel y dando un impulso inicial nos dirigimos hacia el paraíso...sin embargo en el segundo, Yo pulsé el botón de stop y paramos, Ella extrañada me miró.

Yo la atraje hacia mí y comenzé a besarla con frenesí, con pasión con deleite, Ella se dejó.

Mis manos comenzaron a recorrer todo su cuerpo magreando sus excitados senos y palpando su trasero respingón. Ella comenzó a excitarse, sin embargo aún no era el momento, súbitamente Yo la puse contra la pared, aprisionando toda su feminidad y levantando su falda comencé a acariciar su culo. Ella con la cara pegada contra la pared, impregnaba con su vaho el frío acero inoxidable.

Estaba húmeda, muy húmeda, no sabía como había acabado en aquel ascensor de aquel Hotel donde su Amo la habia llevado , pero lo cierto y verdad es que allí estaba Ella, humeda de deseo por su primer encuentro.

Las caricias del Amo la comenzaron a excitar, sin embrago dio un sobresalto cuando tras excitar su húmedo clítoris, sintió como su dedo índice rondaba su virgen ano a pesar de sus 40 años, siempre había dicho no a cualquier propuesta en este sentido si no estaba bien preparada previamente, sin embargo ahora no estaba en condiciones de resistirse, así como estaba con la falda levantada a la altura de la cintura y con sus pechos libres al fin de su blusa aprisionados contra aquella jaula de cristal.

- No eso no- solicitó con poca fe en sus resultados.
- ¡Aaaaayyyyyyy!- gritó un poco cuando de golpe notó como dos dedos habían sido introducidos hasta el fondo dilatando bruscamente lo nunca antes dilatado.
- Me has hecho daño...
- No querida, no te he hecho daño, sólo ha sido la cruz de la moneda del placer.

Mis dedos humedecidos como estaban por los efluvios emanados de su sexo, entraron y salieron a su antojo de su trasero, hace unos minutos virgen, ahora ya algo menos.

Rápidamente Ella comenzó a notar una sensación vieja, tiempo hacía que no recordaba como era la sensación de gozo, la sensación de deseo, en definitiva, la sensación de placer. ¡ La estaban violando su precioso trasero modelado a lo largo de interminables taconeos por las calles ! y lo único que iba sintiendo era paulatino placer, tanto, tanto, tanto, tanto... que cuando estaba a punto de correrse la dije energicamente:

- ¡Aún no!

Y como una sentencia de obligado cumplimiento la sensación final de explosión no se produjo al tiempo que aquellos malévolos dedos abandonaron su hasta hacía poco virgen ano.

Estaba ya descompuesta, alterada o no sabía muy bien como autodefinirse.

- ¿Te estaba gustando?

No respondía mientras avergonzada trataba de rehuir la mirada.

- ¿Te he hecho pregunta? – pregunta que fue acompañada de un sonoro azote en sus nalgas por tardona. ¡Suerte que había tenido puesto que en aquellas estrechuras la mano de su Amo no había podido coger el suficiente impulso!
- Sí – a duras penas balbuceó.

Otro sonoro azote la conmovió.

- ¿Sí? ¡ Cómo que sí! ¡Sí qué!

Por fin comprendió:

- Si mi Amo dijo ahora ya en tono más dócil.

Una vez en la habitación, Ella no sabía muy bien por dónde le iba a llover la tormenta, tenía sus dudas, sin embargo cuando Yo la atraje hacía mí nada más entrar y plasmé el beso más cálido, sensual y placentero que Ella jamás hubiera saboreado, sabía que todo iba a ser lo imaginado: placer y deseo sin más.

Nos abrazamos, nos besamos nos acariciamos y cuando Ella nuevamente sentía ese inconfundible picor de la entrepierna, Yo paré de nuevo.

- ¡Todavía no es el momento!

Mi tono nuevamente había cambiado, enérgico otra vez. Con cierta presión en las manos, Ella fue puesta contra la pared, manos sobre la blanca textura del gotéele y pies muy separados, casi haciéndola perder el equilibrio.

Cómo arrestada por un policía, fue cacheada ¡si es que aún quedaba centímetro de piel por cachear!, y ahora sí desnudada.

Parecia cacheada por un policía...estuvo tentada de pedir que le leyeran sus derechos, sin embargo sabía que en aquella situación sólo hubiera puesto un tono cómico del que ahora Ella carecía sólo concentrada en concentrarse y valga la redundancia en lo que la esperaba

Primero la blusa, pechos al aire.

Después la falda se deslizó hasta el suelo, culito en pompa, zapatos de tacón, ligueros y sin bragas...una visión sencillamente galáctica, deseable 100%.

Yó, desde detrás estaba absolutamente magreando todo su cuerpo,pero lentamente , recorriendo centímetro a centímetro, fui bajando y con una mano excitaba su clítoris y con la otra sus senos hasta sentir como se endurecían entre mis dedos , un rato después algo enrojecidos, aquellas manos pasaron a sus nalgas.

Una vez más se estaba a punto de correr, gimiendo ya al borde de la explosión, cuando una palmada cayó en su firme culito...¡paffffff! ya no la sorprendía nada, y es que aquel azote en mitad del orgasmo a punto de llegar la excitó aún más si cabe.

Sin embargo, Yo estaba de alguna manera torturándola, cesé de golpe mis maravillosas caricias y la llevé sobre la mesa que había en un lateral de la habitacion e inclinándola dulcemente acabó con la cara, tetas y estómago apoyada sobre aquella fría mesa lo que la obligó a un cierto respingo, mientras Yo tomaba asiento cómodamente frente a su culo.

Antes de comenzar lo que parecía el asalto definitivo a aquel interrumpido orgasmo, la besé dulcemente en el cuello y con mi lengua fui recorriendo su espalda arrancando nuevos gemidos, se sentía indefensa y entregada, entregada a su Amo y a sus deseos y en Mi depositaba su confianza y solicitud de pasión.

¡Por favor, termina lo que has dejado a medias! – pensó sin atreverse a decirlo en voz alta.

¡Y vaya que si lo terminé! Tras unas leves caricias recorriendo lentamente sus labios vaginales , pasando de vez en cuando al clítoris al cual golpeaba dulcemente con la punta de mi lengua sintiendo como se ponía duro ….. hasta que su respiración volvió a elevarse y acelerarse, nuevamente aquellos dos maravillosos dedos rozaban su ano, humedeciéndolo con la propia lubricación que arrancaba de su sexo. Yo la estaba lubricando con sus propios jugos! Fue su último pensamiento puesto que las sensaciones que llegaban de abajo bloquearon sus neuronas predisponiéndolas únicamente y exclusivamente al placer.

Primero unos roces, después unas caricias, después uno y por último ¡por fin los dos dedos !Ufffff...estaban ya dentro de Ella, iniciando un movimiento parecido al de un destornillador sobre cabeza de tornillo. A cada giro los notaba, más y más dentro hasta que por fin, dentro ya del todo, los nudillos servían de tope para evitar que aún más dentro acabaran entrando.

Tenía una sensación extraña, mezcla de dolor, de goce hasta ahora no conocido así como una extraña sensación en la garganta, reflejo de algún oculto músculo como sí tuviera algo en dentro de ella, algo que desde sus entrañas buscaba una salida a través de su boca.

La lubriqué mitad con sus jugos, mitad con su propia saliva y es que Yo había puesto varios de mis dedos al mismo tiempo en su boca y humedecidos por la saliva sirvieron de apoyo a las cuñas que ya sentía dentro de ella.

Y mitad placer, mitad orgasmo, mitad sensación de estar siendo perforada desde atrás, mitad sensación parecida a la que tuvo cuando perdió su virginidad...explotó.

Explotó de una manera brutal, desconocida para Ella.

Explotó cuando por fin sus bloqueadas neuronas se desinhibieron y todas las sensaciones retenidas explotaron en su cabeza destrozando todos los nervios de su médula espinal vomitando hormonas del placer por cada terminación.

Gimió, explotó,gritó, pidió clemencia, pidió que no parara... su cuerpo vomitó placer por cada poro hasta estallar. Sus piernas flaquearon incapaz de sostenerla en pie, sin embargo Yo la obligué a permanecer de pie mientras aquellos dedos de tanto girar acababan por formarle la rosca de un tornillo en su culo y mis otros dedos maleaban a mi gusto el chicle de su clítoris.

Definitivamente las fuerzas la abandonaron y tuvo que ser recogida casi en vuelo por Mi que definitivamente y ahora sí, la abracé, la senté sobre mis rodillas y la besé dulcemente , poquito a poco , poquito a poco en su cuello como reconstituyente a su sentido perdido... a su conciencia abandonada.
La dejé descansar durante 10 minutos mientras acariciaba su cara con mimo mientras la besaba dulcemente , pasados los diez minutos la cogí dulcemente de la mano y la dije que se tumbara en la cama boca arriba , Yo me levanté y me dirigí hacia un maletín que había llevado sacando un pañuelo negro de el, y dirigiéndome hacia Ella se lo puse en los ojos , Ella se puso rigida como alertada pensando que aquello solo había hecho mas que empezar , pero Yo la tranquilicé y la dije que se relajara y confiara en Mi como hasta ese momento .
Mientras deshacía el abrazo de mi sumisa y la apartaba del contacto que mi cuerpo ejercía en el suyo, mire sus ojos expectantes, intrigados y sumidos en la incertidumbre. Mis manos buscaron las suyas y tomándolas las lleve a su propia nuca, separando sus brazos con mis codos, haciendo que sus dedos se entrelazasen y separando los míos mientras mi lengua lamía sus párpados.

Cuando estuvo en la posición que yo quería, mis pies dando ligeros golpes en los suyos, se sentían obligados a distanciarse y a permanecer de nuevo en posición de espera, de angustiosa e incierta espera, sabiendo que la dulzura de mis besos y caricias se podía tornar en perversa dominación en solo una centésima de segundo. Su respirar volvía a acrecentarse, sus pechos en esa postura dibujaban una redondez exquisita que los balanceaba rítmicamente. Me fui separando de su rostro despacio acariciando con mis dedos sus muñecas, sus ojos se clavaron en mi, preguntándose sin hablar, interrogando mis pensamientos que permanecían opacos a los suyos, impenetrables y oscuros.

Mis dedos comenzaron a arañar la piel de su antebrazo despacio y crispadamente efectivos que hacían que su vello se erizase y sus pezones despuntasen, altivos y endurecidos de nuevo por el deseo. Seguí arañando su piel sin dolor, con extrema delicadeza en que sintiera solo escalofríos en su medula. Le dedique una sonrisa que dejaba entrever que el cambio de actitud no se haría esperar.

Abrió mas los ojos esperando sin saber el que, solo esperando, sabiendo que fuese lo que fuese ella debería aguantar y soportar mi decisión. Mi arañar hacia efecto en su piel erizada y seguí haciéndolo pasando por sus codos elevados y aumente la presión al deslizarme por sus internos antebrazos en busca de sus cuidadas y depiladas axilas. Al llegar a ellas mis dedos pulgares se posaron de golpe en sus pezones apretándolos hacia su tórax, hundiéndolos, haciendo que su pecho se redondeara y ensanchara mas, repitiendo esa acción varias veces, y en cada una de ellas su gemir era mas fuerte y lujurioso, sus ojos inevitablemente se entornaban y yo seguía deleitándome en escudriñar cada uno de sus gestos y muecas de su rostro. Haciéndole sentir la incomodidad de mi mirada, la humillación de darme sus instintos íntimos y sus respuestas naturales al deseo. De ver en mi sonrisa dominante el placer que me proporcionaba su cuerpo en mis manos sin poder reprimir ni un solo de mis actos sobre el.

Deje sus pechos y seguí arañando sus costados carnosos, arrancándole pequeños movimientos espasmódicos en sus piernas, que sus caderas les retransmitían al sentirse invadidas por el caliente deseo. Al llegar a sus caderas sabia que daría un incontestable respingo, pues mis dedos estaban demasiado cerca de su hoguera sexual, del centro de sus suspiros, de la que imaginaba húmeda y caliente cueva que pronto seria pasto de mis atenciones, pero aun debería esperar mas, aun debería desear mas, aun tenia que destilar mucha mas enervante humedad.

En ese momento mis manos fueron hacia sus nalgas, apretándolas, estrujándolas entre mis dedos y separándolas jugando con ellas. El sonido de las palmas de mis manos al golpear sus nalgas retumbo en la habitación y ella dio un respingo de sorpresa mientras vio el brillo de mis ojos reflejando los suyos a escasos cm, se meció hacia delante y choco con mis caderas que evitaron que la sorpresiva azotaina la hiciera dar un traspié. Y repetí la acción de mis manos de nuevo, mirando su rostro ella estaba ya preparada y apenas expreso gesto alguno, pero sus caderas volvieron a golpear las mías. Me separe de ella y fui hasta la mesa, donde recogí una paleta circular de aluminio recubierta de gruesa piel de venado.

Su mirada me confirmo el morboso miedo de sus ojos al ver lo que mi mano sostenía, y la decepción que generaron cuando la deposite de muevo en la mesa y busque mi paquete de cigarrillos, tomando uno de ellos en mis labios directamente del cajetín, y el encendedor chasqueo la piedra produciendo la llama que prendía ayudada de mi fuerte y pausada aspiración que lleno de nuevo mis pulmones de humo. Humo que deje salir de mis labios en forma de redondas que se desvanecían en el aire.

Una vez sentado en el sillón delante de ella, volví a recorrer su cuerpo con mis ojos, mi perversa mirada golpeaba su carne en la distancia, sentía sus palpitaciones acelerarse según mis ojos se posaban en su cuerpo. Yo sabia que ella se desesperaba con mi lenta y estudiada actuación, algo que me gustaba hacer mientras fumaba un cigarrillo, como cazador que estudia a su presa sabiendo que no puede escapar de su trampa, y sabe que la presa solo espera y desea terminar la pesadilla de su incertidumbre, sin saber que es lo que puede suceder.

Ella de pie, sus manos detrás de su nuca sus dedos entrelazados, su cuerpo desnudo expuesto a mis miradas, expectante, mirando sin saber que hacer, solo esperar, su único camino es esperar, que su Amo desee algo de ella, que no le sea indiferente. Todo, puede aguantarlo todo, pero no ser indiferente a su Amo. Apague el cigarrillo, aprisionándolo en el cenicero con cierta fuerza, intencionadamente para que ella lo viese, quería que pudiera ver signos de endurecimiento de mis actos que esperara que tomara la determinación de tomarla, de poseerla. Que temiera y deseara mi furia.

Acercándome, me puse a su espalda y desenlazando sus dedos, hice que bajase las manos a la altura de sus caderas. Lamí su nuca y se la mordisquee, mis manos se posaron encima de las suyas, apreté mis caderas en su culo y le hice sentir mi excitación disponiéndosela entre sus nalgas calientes. Y las comencé a mover en círculos. Agrandando mi excitación en su carne y sintiendo como jadeaba de deseo, suspiraba por mi atención hacia ella, y yo jugaba lamiéndola y chupándole la carne jadeando en sus oídos enervándola mas haciendo que me desease. Atraje sus manos con las mías hacia sus nalgas y la hice que las acariciase al compás de las mías sin dejar que tocara mi bulto que permanecía pegado a ella, restregándose viciosamente en sus nalgas.

Me fui separando lentamente dando la vuelta a su cuerpo, de nuevo frente a ella vi que miraba mis pantalones, buscando los signos de mi excitación y observando como la tela aprisionaba mi carne endurecida, leí en sus ojos su disponibilidad a ser satisfecho con su cuerpo en la forma que quisiera. Una tentación muy grande, pues estaba realmente muy excitado y mi polla endurecida pedía cuidados mas intensos, pero yo tenia otros planes para ella.

Indique a mi sumisa que se tumbara en la cama, boca arriba la cabeza en la zona de los pies y fuera de la cama. Cuando lo hizo tome los grilletes de piel y ate sus extremidades en las patas de la cama, para que su cuerpo formara una cruz, abierta y expuesta. Acerque la silla al lado de su cabeza y tome 6 velas de base metálica de las que se derriten dentro de ellas mismas formando una gran cantidad de cera liquida, y las encendí mientras ella miraba y se percataba que pronto su cuerpo seria el destino de la cera.

Tome una mascara con mordaza y que dejaba sus ojos sin visión, colocándosela parsimoniosamente. Después las pinzas encadenadas entre si las hice sonar en sus oídos, y sus sentidos fueron activados de inmediato poniéndose en alerta esperando donde su Amo decidiría actuar primero.

Su respiración se hizo mas agitada, sus pechos extendidos en su tórax semejaban pasteles adornados por una guinda erecta y rojiza. Arrodillándome delante de su cabeza pasee mi erección por su cara frotándola por entero, gozando de que no pudiera satisfacer sus instintos de zorra caliente, su boca amordazada no podía lamer ni morder, sus ojos no podían ver mi erección, y la tela de mi pantalón le dejaban sin el caliente y suave tacto de mi carne erecta.

La primera pinza se cerro en torno a su pezón derecho, de golpe sin avisar, dando un respingo su cuerpo al sentir la presión traicionera, frote mas duro mi pelvis en ese momento invadiendo toda su cara. La segunda pinza por el contrario no fue en su pezón izquierdo sino en el labio derecho de su coño que tan abierto, húmedo y ofrecido no pude resistirme. Otra convulsión y un ligero gemido por parte de ella. Sin darle tiempo a pensar le pinze el otro labio, sin dejar de frotarme en su cara, cuando sintió su pezón derecho pinzado dio un gemido de distensión pensando que ya termine con las pinzas pero aun quedaba la quinta y fue puesta sin esperar que pudiese pensar, su clítoris erecto, rojizo y húmedo recibió la presión sin aviso, sin esperarlo y su cabeza comenzó a frotarme desesperada transmitiéndome el placer doloroso que sentía, intentando enseñarme como se sentía.

Al levantarme observe las cadenas que unían las pinzas y tomándolas del centro comencé a tirar de ellas, jugando con su cuerpo como se hace con los títeres, dominado las cadenas y la presión del tiro, hacia que mi sumisa moviera y diera pequeños espasmos en cada parte de su cuerpo a mi total antojo. Sus pechos fueron elevados hasta que formaron un cono puntiagudo y cuando estuvieron bien tirantes, una paleta diestramente manejada los comenzó a enrojecer con suaves y certeros golpes arrancando gemidos ahogados por la mordaza. Cuando toda su carne fue bien enrojecida la presión cedió y aumento en el trío que dominaba su vagina abierta y que destilando jugos de lujuriosa calentura brillaban al deslizarse por su piel.

Al tirar de las pinzas su carne se estiraba y le producía sensaciones placenteras, que ella misma acompasaba moviendo sus caderas buscando el placer que mitigara el dolor de las presiones, deje que lo hiciese durante unos minutos mientras jaleaba esos movimientos con la paleta palmeándole absolutamente todo el alrededor de su vagina. No eran golpes duros, si no suaves y constantes. Mis ojos se deleitaban viendo como se estremecía y buscaba el placer, al darse cuenta que no lo prohibía, mas ímpetu ponía en ello, yo mas enrojecía su piel, sus muslos, su vientre, y de vez en cuando daba algún toque en la cadena que pinzaba su clítoris arrancándole un espasmo mayor en sus movimientos pélvicos.

Cuando me di cuenta que estaba a punto de llegar a un orgasmo, solté las cadenas, y me quede mirando como se convulsionaba como las perras a medio follar, culeando al aire sin remedio, respirando agitadamente, moviendo la cabeza y la danza de sus pechos enardecidos por la calentura de su vagina viajaban de un lado a otro, hasta que fue apaciguándose lenta y armoniosamente ante mi atenta mirada gozosa de ver como rendida de nuevo esperaba mis actos caprichosos para donarme de nuevo la vida de su cuerpo en mis manos.

Y llego el momento maravilloso de la agonía de la incertidumbre. Y me acerque a mi bella y complaciente sumisa quitándole la mordaza de su boca y dejando que respirara libremente porque mi próximo acto era de una exquisita, perversa y cruel mente, he de reconocerlo.

Al tomar el doble consolador de la mesa ella dibujo una malformada sonrisa entre sus labios y la mordaza. Sonrisa que le borraría en breves instantes. Comencé a darle pequeños golpecitos en la pinza que aprisionaba su clítoris para que se excitara mas y mas. Sus caderas se preparaban a cada golpe, recibiéndolo como una de las más exquisitas caricias y así seguí jugando con su coño abierto mojándolo de sus jugos que no paraban de destilar sus lujuriosas glándulas de zorra caliente. Y el ojete de su culo fue levemente mojado para poder soportar una repentina doble introducción que logre de un solo envite, arrancándole un gemido largo acompañado de un golpe acto reflejo de sus caderas.

-Mi querida perra sumisa, ahora tu Amo se marchara y volverá al amanecer. Tu Amo ha de follar a una mujer de verdad, no a esta puta que no ha sabido satisfacerlo. Tienes prohibido correrte en mi ausencia, si al volver te encuentro dormida o no detectas mi llegada, serás abandonada y repudiada por tu Amo. Y arrojada fuera de esta habitación.

Dicho esto hice el ademán de salir de la habitación, dedicándole una mirada a su cuerpo expuesto y atado. Abriendo la puerta y cerrándola notoriamente, mi cuerpo no traspaso el umbral de la misma, permaneciendo dentro de la habitación. Y me senté en el sillón observando sus movimientos. Note como se relajaba y se distendían sus músculos como su cuerpo adoptaba una posición de descanso, aun con el doble consolador introducido note que buscaba esa posición de espera paciente. Resignada a que su Amo hubiese dispuesto ese terrible castigo de humillación hacia su persona. Debió de pensar en que había hecho mal, en porque deseaba otra mujer en esos momentos, en porque no era ella suficiente para su Amo, en porque, porque, porque.........

Mis manos tomaron mis zapatos y los descalzaron de mis pies, sigilosamente, sin hacer ningún ruido. Tenia ante mi uno de los actos mas difíciles de todos los que había preparado, del éxito o el fracaso de mis movimientos correría mejor o peor suerte los siguientes suplicios que había maquinado mi mente perversa. Me desnude por completo exceptuando un slip negro con cinta blanca que rodeaba mi cintura. Mi carne viril estaba como una roca de excitación.

- Joder porque? Me cagon la puta que he hecho mal. Seré estúpida. Me la pagaras esta.

Esas palabras me excitaron aun más, se estaba descargando de tanto silencio, sonaron resecas en su garganta falta de saliva por las tensiones y no poder hablar. Me sonreí y me dispuse a seguir observando. Me acorde que no podía fumar y eso me jodía pero todo tenia solución y no había pensado en que las velas servían de lumbre y no habría de hacer resonar el chasquido de mi inseparable encendedor. Una amplia bocanada y la satisfacción de mi obra hicieron calma en mi mente serenándola. Al cabo de una media hora ella comenzó a no poder soportar las vibraciones del consolador, estaban al mínimo apenas imperceptibles pero eran constantes, taladradoras en su caliente cueva. Y sus caderas apenas le hacían caso y se movían inconscientes. Y por mas que ella luchara la cabeza de un orgasmo peleaba en su mente, libraba una dura batalla entre abandonarse al placer o seguir la lucha de la castidad prometida. Pero aun así sus muslos la traicionaban con pequeños espasmos que al intentar detenerlos solo conseguía que su carne se tensara y las vibraciones fueran más intensas. Y de repente comenzó a jadear abandonada y sin poder dominar mas las vibraciones, suspiraba y gemía sin fuerzas para detenerse y sus caderas comenzaron a acompasar el placer. Deje que fuera creciendo deleitándome en esa visión, sabedor que su orgasmo que para ella no era observado seria aun más placentero para mí, porque lo obtendría mas libremente solo castigado en su mente por mi obediencia o la superioridad de su placer.

Tome la fusta y le acople una de las plumas que tenia para estos casos. Y me prepare para intervenir en el momento mas apropiado. Ella cada vez estaba mas ensimismada en su orgasmo, retorciéndose en sus ataduras, buscando la manera mas adecuada de ayudar con sus movimientos a su placer, su pelvis luchaba por que los consoladores no se salieran irremediablemente porque eso significaba dos cosas importantes y muy malas para ella. La primera y en ese momento más importante, era que su orgasmo podía ser terriblemente cortado sin consumarse y la segunda no menos peligrosa era que si a mi llegada estaba fuera podía propinarle un grave castigo por ello, pero ahora lo que más le importaba era su orgasmo, su corrida, su liberación de las tensiones y calientes horas vividas.

Cuando noto la suavidad de la pluma aletear en su pecho se inmovilizo asustada por ese roce inesperado, puso sus sentidos en máxima alerta, su cara debajo de la mascara se crispo y quedo en espera, esos segundos debieron ser interminables y se fue relajando de nuevo atosigada por el creciente orgasmo que tan astutamente retrase, volviendo a contorsionarse de nuevo pero en estado de alerta intrigada en ese extraño roce en su pecho.

Un nuevo roce en su cintura volvió a dejarla clavada en sus movimientos, su cabeza levantada intentando escuchar o ver o sentir, pero nada, el silencio y la quietud volvió a renacer. Seguro que su mente pensaba que podía ser algún repelente insecto o quien sabe que repugnante bicho, y comenzó a pensar que no, que no podía ser eso, que así atada lo pasaría muy mal y quería arrancarse ese pensamiento de la mente pero no podía, ahora la cercanía de su orgasmo y el placer que le producía paso definitivamente a un segundo plano. Y me decidí a crispar mas sus nervios de hacerlos llegar a mas limites. Y pasee la pluma desde su cadera a su vientre dejándola reposar en el, puesto que ella misma con sus movimientos por expulsarla lo que hacia era que esta le diese una sensación de movimiento.

- Mierda que coño es eso? Sal de ahí, quítate, márchate. Fueraaaaaaaaaa joderrrrrrrrr.

Seguí deslizándolo hacia sus pechos como si andara en su piel, recreándome en cada expresión y en cada movimiento y de un rápido gesto la pluma se elevo para regalarle a su mente un momento de respiro y otro de angustiosa espera. Estuve con ese juego unos 10 minutos mas, hasta que vi que su frente y su cuerpo destilaba sudor a raudales y su mente estaba a punto de flaquear sin remedio.

Me dispuse a seguir observado como la propia tensión de la espera y la angustia daba paso a la relajación por cansancio muscular. Su respiración agitada por la lucha de ese bicho que no sabia que era. La tenia cabreada y sabia que hasta el amanecer aun quedaban muchas horas y ese insecto repelente podía volver. Y volvió de improviso. Con mas fuerza. Mas rapidez y constancia. Pasee la pluma con rápidos movimientos en todo su cuerpo como mariposa revoloteando pasaba de su vientre a sus pechos de sus pechos a sus muslos, a sus pies, sus rodillas observando como se contorsionaba y daba pequeños grititos y profería insultos y demás lindezas a la inofensiva pluma convertida en un repelente y abominable insecto en su mente. Cuando deje la pluma reposando en su mejilla cerca de la comisura de sus labios ella quedo atascada, atorada y aturullada su mente y su cuerpo, su respiración quieta, sus pulmones conteniendo el aire no atreviéndose a moverse y sus músculos en tal tensión que se marcaban debajo de su piel.

La pluma desapareció de nuevo. La fusta fue depositada en la mesa. Mi mirada en su rostro tapado. El brillo de una lagrima se deslizaba por su mejilla dando comienzo a un sollozo quieto y acallado. Un llanto casi histérico, contenido y asustado, convulsionaron rítmicamente su hermoso cuerpo expuesto e indefenso. Un nuevo cigarrillo adornaba la comisura de mis labios, en equilibrada caída. Y seguí observándola mientras la ceniza ganaba terreno al tabaco comprimido. Al terminar ella ya no lloraba había recuperado la serenidad. Y el consolador mas que excitarla de nuevo le molestaba, porque intuía que un nuevo abandono a su placer seria nuevamente castigado por algún misterioso aliado de su Amo. Y entonces decidí que mi entraba debería ser mas impactante. Y me decidí por lo mas duro y cruel. Pues su abandono al orgasmo había de ser castigado, pues aunque no llego a obtenerlo, no lo hizo por mi intervención. Y además su correcta y siempre dispuesta sumisión me tenían un poco desorientado y para averiguar la verdad tenia que superar un poco los limites y sacarla de sus casillas.

Y disponiendo una mano cerca de su boca y la otra sosteniendo una de las velas. La hice cuanto pude para que el reguero de cera quemase menos, que impactase mas que doliese, deje verter la cera en una línea que cruzo entre sus pechos hasta su ombligo, al mismo tiempo que mi mano ahogo el grito de sorpresa y dolor que lucho por salir de su garganta. Fue tal la contorsión de su cuerpo al sentir la caliente cera en su piel que dibujo un perfecto arco con su espalda.

Cuando se dio cuenta que le había pasado, se puso a llorar desconsoladamente su derrota en la iniciación de su sumisión a su Amo. Se abandono al sollozo y la angustia de no haber sido capaz de aguantar y obedecer las ordenes de su Amo. Y de su voz salían las frases entrecortadas y apenas imperceptibles.

- Lo siento Amo, lo siento no he podido aguantar, no soy merecedora de tu tiempo y tu dedicación. Perdóname te lo ruego, castígame como quieras pero no permitas que me tenga que marchar así. Pon el castigo que más desees incluso fuera de nuestro pacto. Dame esa oportunidad. Amo por favor ten piedad no dejes que no pueda luchar por merecerte. Haz lo que desees, sea lo que sea, jamás me han hecho salir de mi postura sumisa y rogar como lo estoy haciendo ahora. Es la primera vez que me siento fuera de mí, derrotada y sin poder seguir las pautas de sumisión que me he marcado. Te ruego Amo que me dejes ahora demostrarte que has hecho que tu sumisa te de la obediencia que has hecho que seas merecedora de ella.

La creí, a decir verdad me lo puso difícil, tanta sumisión y tan bien llevada eran demasiado autómatas, faltas de emoción y veracidad, parecía todo demasiado estudiado en su comportamiento, incluso su autorgasmo en la barra tenia el sentido de un trabajo bien echo por su parte. Y decidí que merecía una oportunidad, que SU AMO la merecía, de gozar de una sumisa ahora si entregada y doblegada, dominada en su orgullo de ser la mejor sumisa. Había aprendido una lección importante y era que el dolor, los azotes, la cera y el trato de señor y Amo no eran ni dolían tanto como un inexistente insecto. Urdido como trampa al creerse sola y perdiendo una apuesta tan simple como lo era una espera en posición atada.


Dark_Zinto

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